


Con la bruma y el frescor de la mañana nos despedimos de la comunidad de Venezia, dejando atrás multitud de sensaciones y reflexiones sobre lo vivido los días anteriores.
Al llegar a Miraflor se abre el día, comienza a hacer calor y realizamos una visita al orquidiario, donde descubrimos al árbol "matapalo", una especie de árbol parásito que cubre a otro árbol hasta que lo ahoga y muere, dejando un hueco en su interior.
Después nos fuimos a la Finca la Soñada, un ejemplo de establecimientos de ecoturismo, donde nos alojamos en unas cabañas de madera y comimos una carne a la brasa y una sopa de gallina calentita exquisita. Echamos en falta a Corina!
Tras la comida dimos un paseo por los cafetales de la finca y llegamos a un mirador. Tengo que decir que ese día tuvo dos momentos mágicos que me emocionaron y significaron mucho para mi.
El primero fue un paseo que nos dimos por el bosque Samuel, Mª Angeles, Oliver y yo, mis compañeros de aventuras, comenzaba a llover, nos adentramos en la selva a desandar el sendero caminado anteriormente. De repente todo recobró vida, aletearon las mariposas, se movían las hojas de los árboles buscando las gotas de lluvia, los sonidos de los animales llegaban desde lo más lejano, anochecía,... porque todo adquiría un olor y un color diferente.
Aún se me ponen los pelos de punta al evocar esa imagen de los 4 en el mirador, en silencio, mirando al infinito, contemplando el espectacular paisaje y sintiendo las gotas de lluvia sobre nuestra cara y nuestro cuerpo. De repente, en medio de tanta maleza, se abre un claro y aparece un árbol encantado. Los 4 nos metimos en su interior y estuvimos trepando por una liana, me sentía como Alicia en el País de las Maravillas. Gracias compañeros! nunca lo olvidaré.
En la oscuridad de la noche brilla la luz y el calor de la hoguera encendida, un grupo de músicos del pueblo, nos ofrecen lo mejor de la música y el folklore tradicional de Nicaragua.Bailamos al son de marimba...
Aquella noche, descubrimos a una Laura diferente, que nos deleitó con su voz y su música, todos cantamos y nos emocionamos con sus letras y sus canciones. Gracias Laura, por ofrecer lo mejor de ti.
Y cuando, por fin, reinó el silencio de la noche, unos golpes sobre el tejado de la cabaña me despertaron, llovde 45m de altura que escondía en su interior.ía fuertemente, el viento soplaba, crujía la madera... pero yo no tuve miedo...